lunes, 6 de agosto de 2012

Viviendo el Futuro: Impresora 3D crea exoesqueleto para niño discapacitado


La ciencia ficción, en muchos casos, ha sido la cantera de ideas inspiradora de la tecnología. Así nace el telefono móvil o celular, muy similar al aparatito que veíamos en las manos de la tripulación Enterprises de serie original: Viaje a Las Estrellas.


Si nos ponemos a buscar entre libros y libretos de películas de ciencia ficción de los años cincuenta y sesenta, nos encontraremos  los sueños de nuestros padres y abuelos hechos realidad, quienes devoraban los escritos de aquellos visionarios a través de sus cuentos y novelas

En la película; la Mosca (The Fly) del año 1986 dirigida por David Cronenberg, y protagonizada por Jeff Goldblum junto a Geena Davis y John Getz, (Esta película es un remake de la película de 1958 La mosca dirigida por Kurt Neumann). se plantea la posibilidad a nivel científico de la teletransportación. Que ya se usaba en la serie que mencioné arriba desde hacía tiempo. Pues bien, esto podría ser realidad muy pronto y la humanidad daría un verdadero salto en lo que se refiere a transporte dentro y quizás fuera del planeta.

Pero hay otras cosas que ameritan atención e inventiva inmediata. Eso de la transportación tiene mucho que ver con una impresora que existe en realidad y está otorgando beneficios a personas discapacitadas. En este caso a un niño. Me refiero a la impresora en 3D. Es decir. alguien diseña algo y en lugar de imprimirlo en papel, lo hace con otro material creando el objeto en espacio real.

Las impresoras 3D básicamente se crearon para transformar archivos CAD en 3 dimensiones en prototipos reales. Del mismo modo que una impresora convencional es capaz de imprimir una hoja de papel con los esquemas realizados en un programa CAD 2D, las impresoras 3D son capaces de dar cuerpo a los diseños en 3 dimensiones.

Las versiones comerciales construyen piezas a partir de los datos de un archivo CAD en formato .STL (monocromo) o .VRML (color). Ambas fabrican la pieza capa a capa. La geometría del modelo se construye esparciendo una capa de polvo, imprimiendo una sección horizontal de la pieza y después repitiendo el proceso (esparcir polvo e imprimir sección) hasta terminar la pieza.
Las capas se construyen una encima de otra hasta que la pieza se completa. 

La geometría de la pieza se soporta gracias al polvo “no-impreso”, lo que permite un amplio rango de complejidad en las piezas.

 Esta tecnología no necesita estructuras de soporte durante la fase de construcción, ya que el polvo cumple esa función hasta que la pieza se desentierra de la cubeta de fabricación.

La tecnología que ahora se usa en las impresoras 3D comerciales salió del MIT. Dos de los investigadores que trabajaron en el proyecto, fundaron Z Corporation con una licencia del MIT para explotar la tecnología a mediados de los noventa y ya a finales de 2005, la empresa danesa Contex compró Z Corporation. El canal de distribución mundial de Contex vende ahora la tecnología de impresión 3D bajo su propia marca.

Las impresoras 3D se han convertido en una tecnología bastante curiosa a la que muchos le siguen la pista. La posibilidad de imprimir cualquier objeto 3D abre un mundo de posibilidad y aunque a priori parece que su uso se limita a lo lúdico hay quienes buscan en ella nuevas formas de producir que, entre otras cosas, reduzca costes y haga que sea más fácil.

Utilizando este gadget, un equipo de investigadores ha creado WREX, un exoesqueleto que sirve como prótesis para niños pequeños con discapacidad y problemas a la hora de coger objetos.

Un proyecto interesante que no busca postularse como una panacea médica sino más bien como una alternativa a la hora de crear este tipo de equipos médicos.

Para demostrar su efectividad, sus creadores han grabado un pequeño vídeo donde podemos ver la utilización de este exoesqueleto en una niña con artrogriposis, una enfermedad congénita que afecta a uno de cada 3.000 nacimientos y se caracteriza por una serie de contracturas de nacimiento que afecta desde las extremidades a las articulaciones.

La posibilidad de imprimir rápidamente las piezas hace que según vaya creciendo el niño se puedan introducir piezas nuevas de forma sencilla. A día de hoy, quince niños utilizan WREX para hacer su vida un poco más fácil. No pretende ser una solución definitiva a la artrogriposis pero el proyecto es un paso más en resolución de este problema.



Vía: Xataka